¿Qué te parece este blog?

viernes, 30 de enero de 2009

¿Todo está destruido?

Te sientes enfrascada en este camino, en este largo camino. Miras adelante sin dar marcha atrás. Estiras tu brazo suavemente mientras la brisa de un viento helado te roza la piel y mueve tu cabello.

Te alejas, te acercas, te alejas más... se rompen, desaparecen, vuelven a aparecer. Incompresión creada por la misma incompresión. ¿Puedes notar la luz del sol en tu cara? Tus lágrimas brillan en tu piel, y mientras tanto, mientras cantas, algo vuelve a despertar.

Es ese murmullo de la gente, y el palpitar de la contaminación dentro de tu corazón; la sangre hierve, fluye, precisa de un grado de venganza. Pero no te vengas. Tu sangre fría y a la vez tibia lucha por despertar pero nunca por salir de allí, de ese cuerpo donde se halla.

Y esa sangre se vuelve blanquecina, sale por tus ojos y sin inflingir daño alguno tropieza en tus ojos, como si algo hubiera caido dentro de ellos. Alzas tu mirada y ves las nubes, las preciosas nubes de algodón... pero sigues mirando y se convierten en nubarrones. ¿Es que va a empezar a llover?

Y como si no sintieras ya ni dolor ni pena, comienzan a caer pequeñas gotitas que se confunden con tus cristalinas lágrimas. "No me voy a rendir" -dijo para sí misma- "todo se solucionará"Y así será. Como por arte de magia las lluvia cesó. El día se había vuelto oscuro pero aún se podía ver, al fondo, no muy lejos de ella, una luz que indicaba su camino...
El verdadero camino que ella escogió.




-Podemos con todo y más.
Sara~

30-1-09

lunes, 26 de enero de 2009

27.09.08

En una larga noche... el viento aún soplaba, para ti. Cogiste mi mano con fuerza y me acercaste a ti. Yo te abrazé. Y es que el tiempo y el pasado se han borrado, ya no existe él, puesto que la herida se ha borrado, todo ha vuelto a la normalidad. Soy feliz, tengo nuevos sueños, nuevos deseos... Tengo nuevo labios que rozar. Y unos brazos que siempre me cogerán a tiempo de caer de nuevo... si es que algún día vuelvo a caer... ¿por ti?

Nunca volverá a ser así. Soy libre, al fin soy libre. Ya no duele, ya no siente, mi corazón no palpita, ni palpitará para ti nunca más. ¿Por qué? No es algo que decida yo, pero... realmente he estado esperando este final. Y lo digo por ti, y por él, porque ahora no necesito a nadie junto a mí. Ahora vivo sola, me enfrento al sol, a su luz, a su cegadora luz... y feliz puedo volver a decir... que ya vuelvo a ser yo sin ti.

Sara.

jueves, 22 de enero de 2009

3.11.08

Creo que alguna vez dije algo así como que nunca le olvidaría, que cada vez que pensaba en él me dolía porque claro, no podía dejar de pensar en él. Y juraría también que lo quería, mucho, muchísimo, pero sólo me alimentaba de aquellos recuerdos innecesarios de mi vida para seguir adelante, todos aquellos recuerdos a los que él también pertenecía, y todas aquellas cosas que habíamos pasado juntos.

Ahora sólo ha quedado un amargo sabor de buenos recuerdos, y un nuevo principio de nuevo recuerdos, espero que mejores, porque todo tiene un principio, y un fin, y sobretodo... un nuevo comienzo completamente diferente al anterior.

Sara.

Este es el mundo que quise

Me gustaría soñar con aquel mundo, ese donde los sueños no valen nada, las esperanzas se van y todo es mentira, pero ¿qué sucede? Mis lágrimas allí no me dejan entrar. Quieren que vuele, que viva, que sueñe y que llore por reír. No necesitan esperanzas perdidas, ni tampoco sueños que me van a despertar. Ellas sólo quieren que siga adelante que viva la vida y cante sin parar. ¿Y qué ocurre ahora? ¿Qué es esta sensación? Añoranza, recuerdos... fuera de mi corazón. Porque ya no me volverán a decir nada, y no me podrán hacer daño, es lo que tiene vivir en esta, mi realidad. Aquella donde los sueños han desaparecido y mi corazón ha vuelto a despertar.

Sara
14-1-09

domingo, 14 de diciembre de 2008

Cartas de Sara - La primera carta al despertar

Me mantengo fría como el hielo
en una noche en la que todo vale.
Nunca me dormiré en tus brazos
nunca más volveré mi cara hacia ti.
Te fuiste. No te perdí.

Me mantengo en brazos de otro
que sí me supo ayudar.
Nunca me quisiste, sólo era un juego.
Nunca te quise, sólo eras lo único que tenía.
Y dije que por ti moriría.

Me duermo en una noche fría
arropada por otro, igual
¿Me repetiste que me querías?
El viento hizo que tus palabras
desaparecieran con el mar.

Este fue ahora mi dulce despertar.
Sus labios bañaron mi mente
y me abrieron los ojos una vez más.
Y tú, tú te fuiste con otras.
Qué más me da.

Ahora llorar y perderse en cuentos
que sólo eran una historia para superar.
Ahora reír y encontrar lamentos
para otras atraer hacia ti.
Me da igual.

Me mantengo con vida con aquel
que quiso ver mi despertar.
Me mantengo y sólo juego
a vivir, nada más.
¿Verdad?

Me temo por no saber si es sincero
tengo miedo, por volver a caer
pero he decidido confiar
arriesgarme, nada que perder.
¿Eres para mí?


...Shena*
9-5-08

sábado, 13 de diciembre de 2008

Cartas de Sara

1ª Carta al despertar
2ª Carta al llanto
3ª Carta al dolor
4ª Carta al desengaño
5ª Carta a la alegría
6ª Carta al amor
7ª Carta a la incomprensión
8ª Carta a la ira
9ª Carta a la soledad
10ª Carta a la muerte


¿Por qué ese orden?

Todo empieza desde que abrimos los ojos, lloramos sin sentido, no sabemos que nos deparará, tenemos miedo de nuestro alrededor, de que nos hagan daño.
Al ir creciendo el dolor aumenta, hasta que te conviertes en un ser de piedra, fuerte pero a la vez débil, simplemente nos sentimos desengañados. Más adelante encontramos amigos de verdad, la alegría de vivir esos momentos es tan fuerte que los recuerdos dolorosos del pasado se tornan más débiles. Hasta ya casi no haces daño. Luego nace el primer amor, el amor verdadero, ese mito que cubre nuestros días con un velo transparente y tan doloroso como la muerte. Vuelve a provocar esa sensación de tristeza, dolor, incomprensión... al no ser correspondido. Y de nuevo comienza un nuevo ciclo más maduro, en el que la ira come todo, absolutamente todo, destruye los lazos con la gente que quieres y no te queda nada.

Soledad. Y muerte.


Sara
13-5-08

viernes, 12 de diciembre de 2008

El príncipe que se convirtió en animal

Bueno, qué decir salvo que a este relato que escribí hace tiempo le tengo muchísimo cariño. Espero que lo disfruteis tanto como yo escribiéndolo^^


Como un último suspiro la lluvia moja su cama. Se levanta, intranquilo, por el calor que hace, y sin embargo no suda, sus ojos lo hacen todo por él. Porque ¿qué son sino las lágrimas más que gotas de sudor? Se acercó a la puerta de su habitación, la abrió suavemente y el viento le meció. Sus atuendos no eran otros que los de un príncipe, allá por el año 2000... ¿Qué pasaba? Que los príncipes no existían, él era un simple humano. Y el pequeño muchacho al ver que era como los demás, decidió alejarse de la realidad para ser diferente.

Empezó a traer problemas a los de su alrededor, empezó a tener peleas, empezó a matar. Y ahora es uno de los más conocidos criminales en un mundo que el mismo se creó.

¿Y sabéis por qué decidió hacer eso? Porque nadie le daba amor, porque le odiaban y aprendió a odiar y a ser odiado, como un perro al que se le enseñan a morder, y a matar... Así que ahora el príncipe no era más que un animal salvaje que necesitaba cariño. Y que nadie le daría jamás por miedo a su carácter, a su "poder". Su rabia lo había consumido.

Acabó en prisión y durante mucho tiempo se reveló contra policías, agentes... contra su propia familia. Un día acabó con todo. Se había cansado de vivir. Sin embargo no lo consiguió, alguien de su misma celda se había dado cuenta de lo que intentaba el tiempo suficiente como para evitarlo. El hombre, enfadado por no haber conseguido morir, empezó a gritar a su otro acompañante de celda y éste ante tal reacción sonrío.

Su sonrisa fue tan cálida que el hombre paró de gritar, y se sentó junto a él. De repente, el otro comenzó a contarle porqué se encontraba en esa celda. Le habían condenado a muerte por algo que él ni siquiera había hecho. ¿Era eso justo? El hombre aprendió que no era justo. Poco a poco fue pidiéndole detalles, y al final, el hombre averiguó que era su propio hermano, y que, por defenderle de una muerte segura, se había sacrificado él para darle una oportunidad. Quería que fuera feliz, que viviera. Su hermano no daba crédito a lo que oía.

Y el día antes del sacrificio, ese hermano le dijo a aquel hombre:
-¿Sabes por qué sonrío? Porque ya he llorado suficiente. Siento no haber estado contigo cuando llorabas en tu habitación de pequeño, siento no haber podido ayudarte en nada. Mi trabajo lo era todo para mí... hasta que descubrí que no era eso lo que quería hacer con mi vida. Por eso ahora... te doy todo lo que puedo darte. Mi vida. Cuida de mis hijos, de mi mujer, cuídales y no hagas como yo hice contigo. Sé feliz.

Poco después un último gritó cesó en la sala y aquel hombre lloró. Realmente había aprendido a querer, había aprendido a no odiar... había aprendido a querer ser feliz.

Me pregunto si algún día lo conseguirá....


Sara. 28-07-08